… ¿Que flote?
Sí, sin duda, pero tan importante como eso es que la botella de champaña con la que se bautiza el navío se rompa ya que, de no hacerlo, lo más probable es que el barco se hunda pronto.
Cuando el buque es pequeño la madrina puede subirse a una banqueta y golpear la botella contra la roda de la proa. Pero cuando el buque es muy grande hay astilleros que, para no hacer pasar incomodidades a la señora encaramándola en una plataforma telescópica, optan por atar la botella a una cuerda y dejar que la gravedad la acerque a la proa.
Si el ángulo descrito por la botella no es muy amplio o la fuerza con la que la madrina lanza el champagne no es la suficiente, se corre el riesgo de que la botella no se rompa y la ceremonia cambie de bendición, a maldición.
Existen varios ejemplos (como el Titanic que no fue bautizado) pero el más mediático de todos es sin duda el del Costa Concordia. El 7 de julio de 2006 la botella no se rompió ni al primer impacto, ni al segundo. Y, casualmente, el buque tuvo dos accidentes, el último de ellos fatal. El siguiente video nos muestra el trágico momento:
La maldición solo tardó dos años en atacar al buque, haciéndolo chocar contra un muelle de Palermo en 2008:
Con las reservas de suerte bajo mínimos, el Costa Concordia solo pudo navegar hasta el año 2012, año en el que su capitán lo estrelló contra una isla. A continuación una explicación sosegada y detallada del accidente:
Para conocer más acerca de estas y otras supersticiones navales os invitamos a escuchar nuestro episodio especial de Halloween 2016, que podéis descargar haciendo clic AQUÍ o activando el siguiente reproductor:
Finalizaremos con una comparación. Tomando buena nota de lo nefasto que puede ser que la botella no se rompa, hay astilleros y madrinas que se toman muy en serio el asunto colocando una tarima muy cerca de la roda, para facilitar las cosas. Si además la madrina se preocupa por el sino del navío tanto como Michelle Obama, el éxito de la ceremonia está garantizado. Cuando la esposa de Barak bautiza un barco o un submarino mueve la botella con fuerza, para evitar repetir lo que le sucedió a la esposa de Harry Truman en 1945. A continuación dos bautizos, uno de la Sra. Obama y otro de la Sra. Truman: