Cuando el torpedo como hoy lo conocemos se inventó, los submarinos estaban en pañales y eran incapaces de transportarlos y, menos aún, lanzarlos. Esto quiere decir que la nueva arma fue diseñada para ser disparada desde la costa o desde barcos. Un proyectil autopropulsado pensado para destruir buques, lanzándolos desde otros buques.
Y sobre eso hablaremos hoy, dedicando nuestra sección histórica a los lanzadores de torpedos haciendo énfasis en el barco torpedero y en su hermano mayor, el barco torpedero destructor de otros torpederos. También mencionaremos a sus hermanas pequeñas, las lanchas torpederas.
El barco torpedero fue un tipo de embarcación que estuvo más activo entre 1887 y la Segunda Guerra Mundial aunque tuvo su época de oro durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX. Estos barcos, que no eran ni muy grandes ni muy pequeños pero sí muy rápidos, fueron eclipsados por su sucesor, el destructor.
En este episodio veremos las causas estratégicas que los hicieron aparecer, su desarrollo, su evolución a barcos mayores y menores y la doctrina naval que rigió su existencia, al menos mientras las marinas consideraron necesario tener torpederos. Tras ese marco teórico-naval narraremos varias batallas, entre ellas una a la que le tenemos mucho apego, protagonizada por il torpediniere della Regia Marina LUPO, un aguerrido barquito que valía su desplazamiento en oro.
Después seguirán las secciones de actualidad y ocio, ambas relacionadas con lo expuesto en la sección histórica.
Podéis escuchar y/o descargar el episodio haciendo clic AQUÍ.
Zafarrancho Podcast se publica bajo licencia Creative Commons 3.0 atribución compartir igual. La música que abre el episodio es del artista sueco Matías Westlund y se titula Emboscada. La canción de cierre es de la cantautora Lauren Nicole Heintz y no diremos el título para no develar el final. Esas piezas y los clips están amparados por los acuerdos entre la sociedad gestora de los derechos y la plataforma donde se publica el programa.
Esta afirmación no es válida hoy día. Corresponde a los primeros años de vida del torpedo, cuando los submarinos aún no se habían consolidado y, menos aún, transportaban y lanzaban torpedos.
El torpedo nació como un arma diseñada específicamente para ser usada a bordo de barcos.
La evolución del arma y de sus barcos transportadores está detalladamente explicada en nuestro episodio titulado «Torpedeando, que es gerundio». De ella se desprende que, durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, los barcos que lanzaban torpedos fueron catalogados como:
Torpederos: barcos pequeños y rápidos destinados exclusivamente para transportar y lanzar torpedos contra los barcos más grandes del enemigo, en particular los acorazados. En el episodio convinimos llamar a estas naves torpederos-barco, para diferenciarlas de las otras clases, en particular de las lanchas torpederas.
Cazadores de torpederos: naves de vida efímera creadas para, como su nombre lo indica, cazar torpederos. Para cumplir su misión embarcaban más y más grandes cañones junto a un aparato propulsor mayor. Aunque eran más veloces que sus víctimas, la diferencia no era mucha, motivo por el que la Royal Navy desarrolló otra clase, los destructores de torpederos. El primer buque de este tipo fue el Destructor, de la Armada española. Su nombre no debe confundir, al ser el primero perteneció a lo que la Royal Navy terminó definiendo como cazadores de torpederos.
Destructores de torpederos: naves como las anteriores pero con mejor aparato propulsor y cañones más poderosos. Cuando el rol de estos barcos se diversificó (para destruir submarinos y aviones) se convirtieron en los destructores.
Torpederas (lanchas): naves destinadas a lanzar torpedos, mucho más pequeñas que los torpederos originales y que solo vieron la luz cuando aparecieron los motores de combustión interna, propulsores muy pequeños en comparación a la potencia que podían erogar. Operaron a partir de la Primera Guerra Mundial.
A continuación un nutrido carrusel con dibujos y fotografías:
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Los herederos de estos barcos son los actuales destructores y las lanchas misilísticas. La doctrina naval que inspiró la creación de estas agresivas naves, su génesis, características técnicas y evolución hasta la actualidad están explicadas en «Torpedeando, que es gerundio», episodio disponible para su escucha y/o descarga gratuita AQUÍ.
Para ilustrar, con una descripción sonora, la clase de barcos diseñada ex profeso para transportar y lanzar torpedos escogimos al torpilleur Forban, un torpedero oceánico francés de 123 toneladas de desplazamiento, 48 metros de eslora y menos de cuatro de manga. El barco era tan largo, estrecho y bajo que lo comparamos con un kayak de metal. Los detalles de su armamento, compartimentación interna y aparato propulsor están disponibles en el episodio. El Forban prestó servicio entre 1895 y 1920.
Esquema del Forban
Torpedero Forban (1895-1920)
El torpedero Oboro perteneció a la clase Ikazuchi. Construidos entre 1897 y 1899 en Alemania estos seis barcos eran catalogados, en ese entonces, como «torpedo boat destroyers» o sea, torpederos destructores de torpederos. Actualmente se les considera destructores. Tal y como dijimos en nuestro episodio «Torpedeando, que es gerundio» nosotros consideramos que los torpederos destructores de torpederos se convirtieron en destructores (según la definición actual) a partir del momento en el que le fueron instalados hidrófonos y dispensadores de cargas de profundidad, es decir, que a su rol como cazador de torpederos se le agregó el rol cazador de submarinos. La instalación de armamento antiaéreo consolidó al destructor. El Oboro (y los otros cinco de su clase) eran muy parecidos al Forban, pero con el doble de tamaño: 310 toneladas de desplazamiento, 68 metros de eslora, 30 nudos de velocidad, seis cañones y dos lanzadores de torpedos.
IJN Sazanami fondeado en Yokosuka Meiji
El Oboro entrando en Port Arthur
El torpedero Lupo. El tratado de limitación de armas navales de 1922 tenía una puerta trasera: por debajo de las 600 toneladas de desplazamiento los países tenían libertad para construir lo que quisieran y en la cantidad que quisieran. Esto dio origen, en Italia, a los torpederos de la Clase Spica, barcos que de torpederos solo tenía el nombre, porque en realidad eran destructores miniaturizados. Entre los 32 construidos destacan varios, sobre todo el Lupo, protagonista de una de las batallas narradas en nuestro episodio «Torpedeando, que es gerundio». Este pequeño buque pasó a la historia por luchar -a cortísima distancia y con un coraje inusitado- contra tres cruceros ligeros y cuatro destructores de la Royal Navy. Gracias a eso 1.531 alemanes salvaron la vida, soldados que tuvieron tiempo para abandonar los pesqueros que los transportaban de Grecia a Creta. Encontraréis más detalles en el episodio en cuestión.
HMS Orión. Tres monstruos como éste más cuatro grandes destructores cañonearon sin éxito al Lupo
El torpedero Lupo era un destructor miniaturizado en virtud de los acuerdos de Washington de 1922
Esquema del torpedero Lupo
El Lupo regresa a Tarento el 22 de mayo de 1941. El casco muestra varios de los 18 impactos que recibió
Para saber más sobre la historia de los torpederos, las exigencias estratégicas que provocaron su aparición, su diseño, su desarrollo y evolución en destructores y lanchas torpederas, os invitamos a escuchar «Torpedeando, que es gerundio» disponible para su escucha y/o descarga gratuita AQUÍ.
Tal y como expusimos en nuestro episodio «Torpedeando, que es gerundio», el ansia por construir barcos cada vez más veloces se encontró con una verdad incómoda: aumentar el tamaño y potencia del aparato propulsor no implicaba un aumento proporcional de la velocidad.
Las bajas velocidades de la navegación a remo, a vela y durante los primeros años de la propulsión a vapor hacían que las fuerzas de roce del agua sobre el casco y las resistencias generadas por la diferencia de presiones de olas y estelas fueran despreciables.
La llegada de los torpederos y sus velocidades de vértigo -12 y 15 nudos- obligó a los constructores a resolver nuevos enigmas, como el de aquella antigua ley que decía que si se incrementaba la potencia de propulsión la velocidad aumentaba notablemente. Duplicar o triplicar la potencia del propulsor de un torpedero de finales del siglo XIX no hacía que el barco duplicara o triplicara su velocidad. El aumento era alarmantemente poco proporcional. Los sabios británicos no sabían porqué hasta que William Froude resolvió el misterio: las interacciones del agua con el casco eran muy poderosas a altas velocidades, efectos poco notorios si se navegaba despacio pero muy importantes si se iba rápido.
La velocidad no lo era todo. Los grandes y vertiginosos cambios en la arquitectura naval provocaban inexplicables accidentes, como el del HMS Captain, un barco cuyo mal diseño provocó que se diera la vuelta en el Golfo de Biscaya, matando a 500 tripulantes. La nave había cumplido solo tres meses de servicio.
El recién construido HMS Captain se hundió por errores de diseño
Los retos de injertar metal y vapor en barcos y hacerlos navegar rápido dieron como resultado… ¡la hidrodinámica!
Froude experimentó con modelos a escala primero en las tranquilas aguas de Portsmouth y luego, para tener resultados más precisos, en un tanque diseñado por él.
Poco después Italia y Rusia tenían tanques de prueba construidos por Froude.
Los estudios de este ingeniero fueron de un detalle tan alto que sus dibujos y maquetas siguen siendo válidos hoy día. En el siguiente carrusel de fotografías podréis ver parte de su trabajo y una comparación con la hidrodinámica actual.
Los retos de injertar metal y vapor en barcos y hacerlos navegar rápidos dieron como resultado… ¡la hidrodinámica!
Froude experimentó con modelos a escala primero en las tranquilas aguas de Portsmouth y luego, para tener resultados más precisos, en un tanque diseñado por él. Poco después Italia y Rusia tenían tanques de prueba construidos por Froude.
Los estudios de este ingeniero fueron de un detalle tan alto que sus dibujos y maquetas siguen siendo válidos hoy día. En el siguiente carrusel de fotografías podréis ver parte de su trabajo y una comparación con la hidrodinámica actual.
Tanque de pruebas de Chelston Cross, Torquay, en 1871
Resultados informatizados de las olas y estelas generadas por un rompehielos
Detalle de un estudio de William Froude
Fabricando un modelo a escala
Modelo experimental de la Universidad de Nápoles
Puente grúa para mover el modelo a lo largo del tanque de pruebas
Tal y como mencionamos en nuestro episodio titulado «Torpedeando, que es gerundio», cuando en 1866 el primer torpedo autopropulsado fue probado, los evaluadores de la Kaiserliche und Königliche (Armada Imperial austrohúngara) lo rechazaron tajantemente.
¿El motivo? Sus exageradas variaciones de profundidad con oscilaciones de hasta… ¡12 metros!
El arma parecía viajar sobre una montaña rusa submarina.
Dos años le tomó a su inventor, el británico Robert Whitehead, en dar con una solución. Lo primero que hizo como buen ingeniero que era fue determinar el origen del problema. Las oscilaciones se debía a que el sensor de profundidad, un presóstato en este caso (medidor de presión), estaba conectado DIRECTAMENTE a las aletas horizontales posteriores, aquellas encargadas de hacer subir o bajar el proyectil. Cuando el sensor captaba mayor presión del agua -producida por estar muy hondo-, reaccionaba moviendo unas levas que inclinaban las aletas hacia arriba. Más tarde, cuando detectaba poca presión -o sea que estaba a flor de agua- el sensor contraactuaba. Esos cambios eran tan bruscos que el arma subía y bajaba mucho, haciéndola poco práctica en guerra.
La solución, alabada por los historiadores especializados en tecnología, fue intercalar un péndulo entre el sensor y las aletas. El gran peso inferior atenuaba las bruscas correcciones del sensor. El resultado fueron oscilaciones suaves, tan poco enérgicas que el arma casi no subía y bajaba.
Esquema simplificado de control de profundidad desarrollado por Whitehead
Esquema del control de profundidad de un torpedo Mark 15 de la US Navy
Mecanismos de dirección y profundidad de un torpedo norteamericano de la SGM
Las pruebas hechas en 1868 demostraron que el torpedo oscilaba solo 15 centímetros. El arma fue aceptada ipso-facto por la Armada austrohúngara y en solo cinco años había sido adoptada por las principales marinas. Whitehead fue uno de los industriales armamentísticos más exitosos de todos los tiempos.
Como nota curiosa debemos decir que Whitehead siempre se refirió a este mecanismo con el nombre de el Secreto.
Aprovecharemos este artículo para incluir en imágenes de asuntos nombrados en nuestro episodio titulado «Torpedeando, que es gerundio», disponible para su escucha y/o descarga gratuita AQUÍ.
Sistema de propulsión con aire recalentado de un torpedo: depósito de aire, depósito de combustible, cámara de combustión y motor
En la sección de ocio del episodio dedicado a los torpedos, torpederos, lanchas torpederas y destructores de torpederos mencionamos algunos museos y películas relacionadas con el tema. He aquí sus imágenes:
El Museo del Torpedero de Lyttelton, Nueva Zelandia. Pequeñísimo museo que conserva lo poco que queda del Defender, un torpedero de asta construido en 1882.
No es mucho lo que queda, pero el pueblo lo muestra con orgullo
El museo del torpedero, situado en un lejano pueblo neozelandés
El Defender antes de ser abandonado en una playa durante más de medio siglo
Museo de la Bahía de los Torpedos – Auckland, Nueva Zelandia. Es el museo oficial de la Marina de ese país. Ubicado en la capital, a orillas de una bahía llamada «Bahía de los torpedos», nombre explicado en nuestro episodio «Torpedeando, que es gerundio» disponible para su escucha y/o descarga gratuita haciendo clic AQUÍ. ¡Ah! Quien lo visite que lleve a nuestra mascota Zafarranchito y nos envíe fotos…
Museo de la ciencia y la tecnología de Munich. Inaugurado en 1903 tiene una inmensa colección de aparatos de todo tipo y tamaño, incluyendo aviones y barcos muy grandes. Su sección de motores ofrece piezas muy antiguas aún en funcionamiento.
Aviones…
…barcos…
…motores…
…, ¡y mucho más!
Barco museo Drazki – Varna, Bulgaria. Construido en Francia a finales del siglo XIX, el Drazki tuvo una vida tan larga que aún estaba en servicio durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora está expuesto en un parque de ese puerto.
La T26, la T38, la T56 y la T121. La pasión sueca por las lanchas torpederas es inmensa. Cuatro de esas embarcaciones fueron reconstruidas por asociaciones de amigos que las hacen navegar cada verano. Cuando vayáis por allá y subáis a ellas, enviad foto de Zafarranchito.
La T26 tiene origen canadiense y fue usada en la Segunda Guerra Mundial
T38 de 1954, construida en Suecia en plena Guerra Fría
T56 a toda máquina
La enorme T121 de la clase Spica
Un grupo de entusiastas navega a 50 nudos a bordo de la T38
Museo Naval de La Spezia. El más importante museo naval de Italia conserva una amplia colección de todos los implementos usados por la Xma Flotilla MAS, los famosos comandos navales italianos de la Segunda Guerra Mundial. Y tal y como comentamos en el episodio, allí podréis ver las MTM, las Motobarche di Turismo Modificato, pequeñísimas y velocísimas lanchas torpederas, esas que en el audio comparamos con Fórmula 1 del mar. Su director al momento de la publicación de este episodio y artículo es el capitán de navío Leonardo Merlini, compañero de promoción y amigo de un servidor.
La Mignata (PGM) y un torpedo tripulado (SGM)
Lancha torpedera de la Primera Guerra Mundial
Museo técnico naval de La Spezia
C.N. Leonardo Merlini (izq.), el director
Colección de mascarones antiguos
Varyag, película soviética de 1946. Aunque no habla de torpederos, el hecho de estar ambientada en la guerra ruso-japonesa de 1904-05 nos hizo nombrarla ya que una de las batallas torpederas narradas en el episodio ocurrió en ese conflicto. Rodada en 1946 el film muestra las desventuras del crucero protegido Varyag y el cañonero Korientz, protagonistas de nuestro episodio de 2015 «Cuando David no pudo contra Goliat». Podéis escucharlo haciendo clic AQUÍ.
Hell Boats. Película de 1970 protagonizada por James Franciscus que narra las vicisitudes de un oficial norteamericano al mando de una flotilla de lanchas torpederas británicas con base en Malta.
Cartel de 1970
Fotograma de la película
James Franciscus, de jefe de escuadrilla a saboteador
The Broad Fourteens. Documental dramatizado de 1945 que muestra el día a día de la tripulación de una lancha torpedera MTB de la Royal Navy. Está disponible en la web del Imperial War Museum de Londres. Podéis verlo haciendo clic AQUÍ.
PT 109. Película de 1963 basada en el servicio que prestó un jovencísimo Jhon F. Kennedy como comandante de una lancha torpedera durante la Segunda Guerra Mundial. El actor que lo representó fue Cliff Robertson.
Kennedy a bordo de la PT 109
PT 109 – 1963 – Cliff Robertson lee sobre J.F.K.
Teniente John Kennedy
¿De qué sirvió no hacer spoiler en el programa si el cartel desvela el clímax?
They were expendables (No eran imprescindibles). El realismo de esta cinta la convierte en una de las mejores películas sobre lanchas torpederas. No por nada fue dirigida por John Ford. Si bien no está basada en hechos reales, lo que cuenta no se aleja de la realidad. Lamentamos comunicar que la escena que nombramos en el episodio fue borrada de You Tube. En sustitución os presentamos el tráiler oficial. Podéis alquilarla o comprala haciendo clic AQUÍ.
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