Para los entendidos en asuntos militares las imágenes de la carga dronenaval ucraniana contra Sebastopol evoca recuerdos. Algunos lejanos como el de un escuadrón de caballería gaucha atacando -en el mar- a una fragata de la Royal Navy (enlace AQUÍ) y otro más cercano, muy nombrado en las redes sociales el día de hoy: el ataque contra el apostadero naval británico de la bahía de Suda, conocido en Italia como L´impresa di Suda (la gesta de Suda). Este famoso raid de guerrilla naval fue protagonizado por la Décima Flotilla MAS, el especializadísimo grupo organizado por la Regia Marina italiana para contrastar a la todopoderosa Mediterranean Fleet británica.
En este artículo meditaremos sobre el asunto, tanto de lo ocurrido en Sebastopol como en lo relativo a su relación con los equipos y las acciones de la Décima Flotilla MAS.
Antes de comenzar es menester indicar que la casualidad quiso que hace menos de dos meses quien suscribe conversara con el comandante del COFS italiano justo al lado de un barchino explosivo, en el Museo Naval de La Spezia (COFS es el Comando unificado de las Fuerzas Especiales italianas). El barchino explosivo es la barca gris de la imagen que acompaña este párrafo, la misma en la que muchos piensan desde que una misteriosa lancha autónoma fuera descubierta en la costa de la península de Crimea.
LA HISTORIA
Siendo esto Zafarrancho Pódcast es imposible no tratar de remontarnos lo más posible en el pasado. Siguiendo el hilo de pensamiento del profesor Javier Jordán en Cosas Militares (enlace AQUÍ), una lancha-bomba lanzada contra un barco, ¿es una invención o una emulación de una idea previa?
Queriendo ser estrictos, ni siquiera las lanchas explosivas italianas de la Segunda Guerra Mundial fueron una invención. Si bien las MT -como también se les llamaba- dejaron atónitos a todos los ejércitos de mediados de los cuarenta, un barchino explosivo no era sino la versión perfeccionada del antiquísimo brulote, embarcaciones incendiarias y/o explosivas enviadas contra barcos enemigos siguiendo el curso de los vientos o de las corrientes. Existen usos registrados de brulotes en la Guerra del Peloponeso, en el siglo V a. C.

Lo que es innegable es que el salto tecnológico entre un brulote y una lancha explosiva italiana es tan grande, que no tiene sentido que un especialista en estos temas como H. I. Sutton los incluyera en el cuadro comparativo que publicó hace pocas semanas. Es más, Sutton indica que los italianos fueron quienes desarrollaron el concepto (Italy is rightly seen as the originator of the concept). Razón no le falta porque, siempre comparados con los brulotes, la MT eliminó el rol pasivo del barco-bomba, dando al arma la capacidad de ser guiada hasta el blanco.

LANCHA MT VS. DRONE UCRANIANO
Centrándonos en el aparato ucraniano, analicemos sus similitudes y diferencias con su antecesor moderno: la lancha MT o barchino explosivo.
1. Raíces recreacionales. Impelidos por la obligación de contrarrestar a un enemigo poderoso en un contexto de escasez de recursos, los constructores de lanchas-bomba recurren al material existente, siempre proveniente del sector turístico. De hecho el acrónimo MT indica Motobarca di turismo ya que en realidad los prototipos fueron lanchas de recreo reconvertidas. Si bien la embarcación ucraniana parece haber sido construida ad hoc, su pie propulsor proviene del jet ski canadiense Sea Doo. Las lanchas tamiles y hutíes del cuadro comparativo de H. I. Sutton también eran modelos recreacionales modificados
2. Capacidades marineras. Circunscritas en su contexto, tanto la italiana como la ucraniana son embarcaciones velocísimas. Los prototipos italianos alcanzaron 32,4 nudos, velocidad que mejoró cuando se optó por instalar un motor Alfa Romeo de 6 cilindros, 2.500 cc y 90 hp. Se piensa que la ucraniana esté motorizada también a gasolina, como ciertos modelos de pontones a chorro de agua Sea Doo, De ser así las lanchas-bomba ucranianas podrían superar con creces los 50 nudos, es decir, que viajan tan rápido como un torpedo.
Las altas velocidades de este tipo de embarcaciones limitan su maniobrabilidad. Aunque el pie propulsor italiano giraba dieciocho grados a cada banda, podía ser elevado manualmente por el piloto, característica que le permitía a la embarcación pasar por encima de los cables o cadenas que bloqueaban los puertos enemigos. El casco de la ucraniana es aún más liso que el italiano, sin protuberancia alguna bajo él. La autonomía de una MT era de tres horas a treinta nudos. La de la ucraniana se desconoce pero, tomando en cuenta que no pueden ser dejadas muy cerca de Sebastopol, necesitarán navegar varias horas para alcanzar el campo de batalla.
3. Capacidad ofensiva. En esta característica fundamental es donde encontramos más diferencias, dictadas por la táctica de ataque empleada por la Décima Flotilla MAS y por el Septuagésimo tercer Comando de Operaciones Navales ucraniano (73rd Marine Special Operations Centre llamado anteriormente 73rd Marine Spetsnaz Detachment).
La doctrina para el uso de las MT se basaba en el sigilo. Los ataques pivotaban en torno a la sorpresa absoluta. Las lanchas debían ser llevadas por una nave nodriza y posadas al borde del campo de detección del enemigo. Los barchini esplosivi debían proseguir a baja velocidad (y por tanto con poco ruido) hasta las adyacencias del puerto a atacar. Una vez allí debían superar, con lentitud y silencio, tanto las obstrucciones como la vigilancia. Una vez dentro del puerto, las lanchas eran lanzadas a máxima velocidad contra los barcos anclados en la rada o atracados en los muelles. Los pilotos abandonaban sus embarcaciones a último momento, una vez estaban seguros de que su lancha se estrellaría contra el blanco (más detalles en nuestro ensayo Los Raids de la Décima Flotilla MAS, disponible AQUÍ).
Mas ahí no finalizaba el ataque. El impacto activaba un mecanismo que partía la lancha en dos. La mitad proel, aquella que tenía la cabeza de guerra, se hundía. Una vez alcanzada una profundidad preprogramada de antemano, un detonador presostático desencadenaba la explosión.
La doctrina para el uso de los drones navales ucranianos se basa en la disuasión. Kiev ha fundamentado su estrategia naval en negarle el uso del Mar Negro a Moscú. De una manera u otra Ucrania le ha hecho saber a Rusia de que dispone de un arma pequeña y barata capaz de malograr sus valiosos y mastodónticos buques de guerra. Tan bien le ha salido la jugada que el medio centenar de barcos de la Flota del Mar Negro ha pasado los últimos meses refugiada en puerto. Solo la destrucción parcial del Puente de Crimea reactivó los zarpes.
El sistema destructor de estas embarcaciones es mucho más simple que el de una MT ya que consta del viejo y simple detonador de contacto unido a la carga explosiva. El análisis de la primera fotografía conocida indica -según H. I. Sutton- que las dos protuberancias de la roda son espoletas de contacto extraídas a bombas aéreas soviéticas FAB-500, aún presentes en sus arsenales.
Antes de comparar el ataque de ayer con los efectuados por la Décima Flotilla MAS, quisiéramos responder a la siguiente pregunta: ¿por qué el sistema destructivo de las lanchas ucranianas es menos potente y menos elaborado que el italiano?, ¿no es acaso un retroceso tecnológico?
En lo absoluto, porque los blancos a abatir son muy distintos. Si bien barcos grandes y bien artillados, a diferencia de las naves rusas de hoy día, las de las Royal Navy tenían cascos blindados, algunas con, inclusive, cilindros antitorpedo como los acorazados de la clase Queen Elizabeth, una defensa pasiva encargada de aminorar la potencia destructiva de una explosión en los costados del casco. El sistema italiano estaba diseñado para hacer detonar la bomba lo más cerca posible de la quilla, allí donde no llegaba el blindaje.
La lancha ucraniana no tiene que lidiar con esas antiguas corazas. Los cascos de los buques de finales del siglo XX y principios del XXI prescindieron del blindaje en aras de la velocidad, la maniobrabilidad y la autonomía. De esto deriva otra importante diferencia: los italianos se veían obligados a atacar blancos inmóviles. Un buque en movimiento dejaría la carga atrás, explotando en su estela. A los drones ucranianos les basta con estrellarse contra el casco, eso sí, al estilo de un torpedo, es decir, lo más perpendicular posible, algo nada fácil de lograr en batalla.
De ahí la gran diferencia de tamaño. La MT llevaba un barril explosivo de 300 kg.
LA BATALLA
La comparación más popular del ataque ucraniano con aquellos de la Décima Flotilla MAS es el que mencionamos al inicio de esta reseña: el raid de la bahía de Suda. Es comprensible porque, amén de ser el único ataque exitoso de las MT, la perfección, osadía y bravura con el que fue ejecutado lo catapultó a la inmortalidad.
Pero el estudio de las imágenes del ataque ucraniano del último fin de semana de octubre de 2022 nos convenció de que tuvo más parecido con otro ataque de la Décima Flotilla MAS, uno trágico y fallido: el ataque a La Valetta, en Malta, realizado al amanecer del 26 de julio de 1941.
El éxito obtenido en la bahía de Suda tres meses antes obnubiló el entendimiento de los mandos de la Flotilla. Presionados por un régimen ávido de sumar una gran victoria al largo rosario de derrotas en el mar, los incursores italianos urdieron un ataque masivo, muy parecido en magnitud al lanzado por los ucranianos. El ataque ha sido narrado por quien suscribe como invitado en varios programas entre ellos Motor y al Aire y Bellumartis Historia Militar (enlaces AQUÍ y AQUÍ). También en el ensayo mencionado antes (enlace AQUÍ). El balance de la Operación Malta 2 fue desastroso. A la destrucción de nueve MT, dos torpedos tripulados, una lancha de apoyo y dos cazas Macchi 200 se agregó la captura por parte británica de dos lanchas de apoyo, una con la documentación de la misión a bordo. De las treinta y cuatro bajas diecisiete cayeron prisioneros y diecisiete fallecieron. Solo once atacantes pudieron regresar a Italia. De los dos pilotos de Macchi 200 derribados, uno murió y otro cayó prisionero.
Aunque espectaculares, las imágenes del ataque ucraniano no dejan entrever un éxito contundente. De los nueve drones aéreos y siete navales lanzados contra Sebastopol muchos parecen haber sido neutralizados aunque da la impresión de que al menos un gran barco haya sido alcanzado en alta mar a pesar de navegar a una velocidad considerable (minuto 1:20 del siguiente vídeo).
La consecuencia concreta del ataque fue la paralización del acuerdo entre Kiev y Moscú para exportar grano ucraniano a través del Bósforo. Esto agravará la ya delicada economía mundial.
Concluiremos con una pregunta:
Si, en la práctica, la Flota del Mar Negro estaba confinada en Sebastopol, ¿era necesario este ataque?
No sabemos la respuesta, puede que Kiev tuviera información que la obligara a tomar una decisión con tan graves consecuencias para millones de personas a lo largo y ancho del mundo.