Post data: Aprovecho la oportunidad para mostrar una feliz coincidencia: al momento de publicar este aviso recibí una comunicación sobre la inclusión del audiolibro de mi primera novela en la sección de Ficción/Ciencia ficción/Viajes en el tiempo de una librería en.. ¡Long Island!
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Para los entendidos en asuntos militares las imágenes de la carga dronenaval ucraniana contra Sebastopol evoca recuerdos. Algunos lejanos como el de un escuadrón de caballería gaucha atacando -en el mar- a una fragata de la Royal Navy (enlace AQUÍ) y otro más cercano, muy nombrado en las redes sociales el día de hoy: el ataque contra el apostadero naval británico de la bahía de Suda, conocido en Italia como L´impresa di Suda (la gesta de Suda). Este famoso raid de guerrilla naval fue protagonizado por la Décima Flotilla MAS, el especializadísimo grupo organizado por la Regia Marina italiana para contrastar a la todopoderosa Mediterranean Fleet británica.
En este artículo meditaremos sobre el asunto, tanto de lo ocurrido en Sebastopol como en lo relativo a su relación con los equipos y las acciones de la Décima Flotilla MAS.
Antes de comenzar es menester indicar que la casualidad quiso que hace menos de dos meses quien suscribe conversara con el comandante del COFS italiano justo al lado de un barchino explosivo, en el Museo Naval de La Spezia (COFS es el Comando unificado de las Fuerzas Especiales italianas). El barchino explosivo es la barca gris de la imagen que acompaña este párrafo, la misma en la que muchos piensan desde que una misteriosa lancha autónoma fuera descubierta en la costa de la península de Crimea.
LA HISTORIA
Siendo esto Zafarrancho Pódcast es imposible no tratar de remontarnos lo más posible en el pasado. Siguiendo el hilo de pensamiento del profesor Javier Jordán en Cosas Militares (enlace AQUÍ), una lancha-bomba lanzada contra un barco, ¿es una invención o una emulación de una idea previa?
Queriendo ser estrictos, ni siquiera las lanchas explosivas italianas de la Segunda Guerra Mundial fueron una invención. Si bien las MT -como también se les llamaba- dejaron atónitos a todos los ejércitos de mediados de los cuarenta, un barchino explosivo no era sino la versión perfeccionada del antiquísimo brulote, embarcaciones incendiarias y/o explosivas enviadas contra barcos enemigos siguiendo el curso de los vientos o de las corrientes. Existen usos registrados de brulotes en la Guerra del Peloponeso, en el siglo V a. C.

Lo que es innegable es que el salto tecnológico entre un brulote y una lancha explosiva italiana es tan grande, que no tiene sentido que un especialista en estos temas como H. I. Sutton los incluyera en el cuadro comparativo que publicó hace pocas semanas. Es más, Sutton indica que los italianos fueron quienes desarrollaron el concepto (Italy is rightly seen as the originator of the concept). Razón no le falta porque, siempre comparados con los brulotes, la MT eliminó el rol pasivo del barco-bomba, dando al arma la capacidad de ser guiada hasta el blanco.

LANCHA MT VS. DRONE UCRANIANO
Centrándonos en el aparato ucraniano, analicemos sus similitudes y diferencias con su antecesor moderno: la lancha MT o barchino explosivo.
1. Raíces recreacionales. Impelidos por la obligación de contrarrestar a un enemigo poderoso en un contexto de escasez de recursos, los constructores de lanchas-bomba recurren al material existente, siempre proveniente del sector turístico. De hecho el acrónimo MT indica Motobarca di turismo ya que en realidad los prototipos fueron lanchas de recreo reconvertidas. Si bien la embarcación ucraniana parece haber sido construida ad hoc, su pie propulsor proviene del jet ski canadiense Sea Doo. Las lanchas tamiles y hutíes del cuadro comparativo de H. I. Sutton también eran modelos recreacionales modificados
2. Capacidades marineras. Circunscritas en su contexto, tanto la italiana como la ucraniana son embarcaciones velocísimas. Los prototipos italianos alcanzaron 32,4 nudos, velocidad que mejoró cuando se optó por instalar un motor Alfa Romeo de 6 cilindros, 2.500 cc y 90 hp. Se piensa que la ucraniana esté motorizada también a gasolina, como ciertos modelos de pontones a chorro de agua Sea Doo, De ser así las lanchas-bomba ucranianas podrían superar con creces los 50 nudos, es decir, que viajan tan rápido como un torpedo.
Las altas velocidades de este tipo de embarcaciones limitan su maniobrabilidad. Aunque el pie propulsor italiano giraba dieciocho grados a cada banda, podía ser elevado manualmente por el piloto, característica que le permitía a la embarcación pasar por encima de los cables o cadenas que bloqueaban los puertos enemigos. El casco de la ucraniana es aún más liso que el italiano, sin protuberancia alguna bajo él. La autonomía de una MT era de tres horas a treinta nudos. La de la ucraniana se desconoce pero, tomando en cuenta que no pueden ser dejadas muy cerca de Sebastopol, necesitarán navegar varias horas para alcanzar el campo de batalla.
3. Capacidad ofensiva. En esta característica fundamental es donde encontramos más diferencias, dictadas por la táctica de ataque empleada por la Décima Flotilla MAS y por el Septuagésimo tercer Comando de Operaciones Navales ucraniano (73rd Marine Special Operations Centre llamado anteriormente 73rd Marine Spetsnaz Detachment).
La doctrina para el uso de las MT se basaba en el sigilo. Los ataques pivotaban en torno a la sorpresa absoluta. Las lanchas debían ser llevadas por una nave nodriza y posadas al borde del campo de detección del enemigo. Los barchini esplosivi debían proseguir a baja velocidad (y por tanto con poco ruido) hasta las adyacencias del puerto a atacar. Una vez allí debían superar, con lentitud y silencio, tanto las obstrucciones como la vigilancia. Una vez dentro del puerto, las lanchas eran lanzadas a máxima velocidad contra los barcos anclados en la rada o atracados en los muelles. Los pilotos abandonaban sus embarcaciones a último momento, una vez estaban seguros de que su lancha se estrellaría contra el blanco (más detalles en nuestro ensayo Los Raids de la Décima Flotilla MAS, disponible AQUÍ).
Mas ahí no finalizaba el ataque. El impacto activaba un mecanismo que partía la lancha en dos. La mitad proel, aquella que tenía la cabeza de guerra, se hundía. Una vez alcanzada una profundidad preprogramada de antemano, un detonador presostático desencadenaba la explosión.
La doctrina para el uso de los drones navales ucranianos se basa en la disuasión. Kiev ha fundamentado su estrategia naval en negarle el uso del Mar Negro a Moscú. De una manera u otra Ucrania le ha hecho saber a Rusia de que dispone de un arma pequeña y barata capaz de malograr sus valiosos y mastodónticos buques de guerra. Tan bien le ha salido la jugada que el medio centenar de barcos de la Flota del Mar Negro ha pasado los últimos meses refugiada en puerto. Solo la destrucción parcial del Puente de Crimea reactivó los zarpes.
El sistema destructor de estas embarcaciones es mucho más simple que el de una MT ya que consta del viejo y simple detonador de contacto unido a la carga explosiva. El análisis de la primera fotografía conocida indica -según H. I. Sutton- que las dos protuberancias de la roda son espoletas de contacto extraídas a bombas aéreas soviéticas FAB-500, aún presentes en sus arsenales.
Antes de comparar el ataque de ayer con los efectuados por la Décima Flotilla MAS, quisiéramos responder a la siguiente pregunta: ¿por qué el sistema destructivo de las lanchas ucranianas es menos potente y menos elaborado que el italiano?, ¿no es acaso un retroceso tecnológico?
En lo absoluto, porque los blancos a abatir son muy distintos. Si bien barcos grandes y bien artillados, a diferencia de las naves rusas de hoy día, las de las Royal Navy tenían cascos blindados, algunas con, inclusive, cilindros antitorpedo como los acorazados de la clase Queen Elizabeth, una defensa pasiva encargada de aminorar la potencia destructiva de una explosión en los costados del casco. El sistema italiano estaba diseñado para hacer detonar la bomba lo más cerca posible de la quilla, allí donde no llegaba el blindaje.
La lancha ucraniana no tiene que lidiar con esas antiguas corazas. Los cascos de los buques de finales del siglo XX y principios del XXI prescindieron del blindaje en aras de la velocidad, la maniobrabilidad y la autonomía. De esto deriva otra importante diferencia: los italianos se veían obligados a atacar blancos inmóviles. Un buque en movimiento dejaría la carga atrás, explotando en su estela. A los drones ucranianos les basta con estrellarse contra el casco, eso sí, al estilo de un torpedo, es decir, lo más perpendicular posible, algo nada fácil de lograr en batalla.
De ahí la gran diferencia de tamaño. La MT llevaba un barril explosivo de 300 kg.
LA BATALLA
La comparación más popular del ataque ucraniano con aquellos de la Décima Flotilla MAS es el que mencionamos al inicio de esta reseña: el raid de la bahía de Suda. Es comprensible porque, amén de ser el único ataque exitoso de las MT, la perfección, osadía y bravura con el que fue ejecutado lo catapultó a la inmortalidad.
Pero el estudio de las imágenes del ataque ucraniano del último fin de semana de octubre de 2022 nos convenció de que tuvo más parecido con otro ataque de la Décima Flotilla MAS, uno trágico y fallido: el ataque a La Valetta, en Malta, realizado al amanecer del 26 de julio de 1941.
El éxito obtenido en la bahía de Suda tres meses antes obnubiló el entendimiento de los mandos de la Flotilla. Presionados por un régimen ávido de sumar una gran victoria al largo rosario de derrotas en el mar, los incursores italianos urdieron un ataque masivo, muy parecido en magnitud al lanzado por los ucranianos. El ataque ha sido narrado por quien suscribe como invitado en varios programas entre ellos Motor y al Aire y Bellumartis Historia Militar (enlaces AQUÍ y AQUÍ). También en el ensayo mencionado antes (enlace AQUÍ). El balance de la Operación Malta 2 fue desastroso. A la destrucción de nueve MT, dos torpedos tripulados, una lancha de apoyo y dos cazas Macchi 200 se agregó la captura por parte británica de dos lanchas de apoyo, una con la documentación de la misión a bordo. De las treinta y cuatro bajas diecisiete cayeron prisioneros y diecisiete fallecieron. Solo once atacantes pudieron regresar a Italia. De los dos pilotos de Macchi 200 derribados, uno murió y otro cayó prisionero.
Aunque espectaculares, las imágenes del ataque ucraniano no dejan entrever un éxito contundente. De los nueve drones aéreos y siete navales lanzados contra Sebastopol muchos parecen haber sido neutralizados aunque da la impresión de que al menos un gran barco haya sido alcanzado en alta mar a pesar de navegar a una velocidad considerable (minuto 1:20 del siguiente vídeo).
La consecuencia concreta del ataque fue la paralización del acuerdo entre Kiev y Moscú para exportar grano ucraniano a través del Bósforo. Esto agravará la ya delicada economía mundial.
Concluiremos con una pregunta:
Si, en la práctica, la Flota del Mar Negro estaba confinada en Sebastopol, ¿era necesario este ataque?
No sabemos la respuesta, puede que Kiev tuviera información que la obligara a tomar una decisión con tan graves consecuencias para millones de personas a lo largo y ancho del mundo.
Estimado visitante, si eres de los asiduos, salvo un par de cosillas en este artículo no encontrarás nada que no sepas. Si es la primera vez que visitas este blog es probable que sea como resultado de una búsqueda surgida del caballeresco gesto de don Arturo Pérez-Reverte, y que por esa razón quieras saber quién soy y qué hago.

Comentario de Don Arturo Pérez-Reverte sobre el ensayo de Esteban Pérez Bolívar
Para presentarme reproduciré las palabras que uso al inicio de cada episodio:
«Mi nombre es Esteban Pérez Bolívar, novelista, ensayista, podcaster y, en su tiempo, oficial de marina».
Otra sucinta descripción se encuentra en la contraportada de la colección de relatos que publiqué hace muy pocos días:
«Esteban Pérez Bolívar es un experimentado investigador y escritor con ocho libros publicados -novelas, ensayos y relatos- y más de sesenta episodios de Zafarrancho Pódcast, un reconocido programa de divulgación de historia militar. Sus escritos reflejan un dinámico realismo narrativo fruto de las mil y una experiencias a bordo como oficial de marina de guerra, algunas tan riesgosas que el autor considera que sigue en este mundo gracias a una muy conveniente mezcla de pericia y suerte.»
Las dos presentaciones dejan entrever que mi producción literaria y sonora gira entorno a mi experiencia como marino militar, oficio cuyos secretos me fueron develados en un Olimpo erigido a orillas del Mediterráneo: la Accademia Navale di Livorno, el alma máter del recién nacido Reino de Italia que surgió de la unificación de tres muy tradicionales escuelas de Marina: la de Génova; la del Reino de Cerdeña y la del Reino de Nápoles.
Presentar el árbol genealógico de la escuela en la que me formé como oficial de marina tiene un porqué: el inusitado énfasis que los italianos dan al estudio de los antecedentes históricos de cualquier disciplina que ejerzan. Esa es la razón por la que cuando estudiábamos Termodinámica aplicada -por escoger una materia cualquiera- el profesor invertía mucho tiempo y energía para explicarnos la génesis y desarrollo hasta nuestros días de ese conocimiento, con el objetivo de generar individuos capaces de resolver problemas aplicando análisis y raciocinio en lugar de simples autómatas que aplican fórmulas preestablecidas sin saber el verdadero porqué de las cosas.
Ahora bien, si así se enfrentaban las materias técnicas…, ¿os imagináis aquellas relacionadas con el arte de la guerra?
Pues el énfasis era aún mayor. Apartando las clases específicas de Historia de distinto tipo (naval, contemporánea, de la guerra, política, etc.) los primeros capítulos de cualquier materia se dedicaban al origen y evolución de esa disciplina. Esto me hizo entender que todo tiene un pasado digno de ser analizado, entendido y…, ¡contado!
La Historia está en todas partes y es útil para cualquier cosa.
Esta maravillosa asignatura no se circunscribe a memorizar fechas, hablar sobre la disolución de Imperios o charlar sobre la vida de personas conspicuas. Los oyentes de Zafarrancho Pódcast o los lectores de mis libros saben que un misil, un cañón, un barco, un ejército o una batalla no aparecieron u ocurrieron en un lugar y en un momento como por arte de magia. Son el fruto de una concatenación de eventos y la evolución de unas circunstancias que se remontan por décadas, siglos y hasta milenios.
Y a eso es a lo que me dedico: a divulgar la Historia con un estilo que, si bien es personal y subjetivo, trato que sea riguroso, detallado, sesudo, contextualizado y lo más entretenido posible. La difusión la hago a través de libros y un pódcast.
El primer episodio de Zafarrancho Pódcast salió al aire el 9 de abril de 2012. El primer libro fue publicado el 28 de septiembre de 2015. Debo decir que ni la actividad sonora ni la literaria tienen fecha de caducidad. Tengo decenas de programas proyectados y, a fecha de hoy, acumulo una lista con nueve libros por escribir entre los que hay un poco de todo: novelas, relatos y otro ensayo. En resumen, las veinticuatro horas del día me son insuficientes.
El siguiente botón te llevará a la descripción de mis programas de historia militar. Son un regalo, ensayos sonoros gratuitos para quien quiera entretenerse a la vez que aprende o aprender entreteniéndose.
A continuación enlaces a mis obras. Un botón conduce a la lista completa con sinopsis, descripciones y reseñas que te ayudarán a descubrir si te interesan. El otro conecta con el libro recomendado por don Arturo Pérez-Reverte: Los raids de la Décima Flotilla MAS, que describe a fondo el grupo de buzos de combate de los que forma parte Teseo Lombardo, el protagonista de El Italiano, la novela que -probablemente- te haya hecho leer este artículo.
Post scriptum: A continuación la reciente entrevista de La Voz de Galicia (Versión digital AQUÍ):

Un barco nodriza de los herederos de la XªFlotilla MAS maniobra frente al puente San Telmo (AGOSTO 2021)
Tantos años estudiando y hablando sobre las andanzas de la Xma Flotilla MAS hacen que, en la mente de quien escribe estas líneas, estén grabados a fuego un buen número de nombres, eventos y lugares.
Y el puente San Telmo, en La Valeta, es uno de ellos.
En sus predios fue donde los mejores efectivos del primer grupo de operaciones especiales moderno perdieron la vida en un testarudo e insensato ataque motivado, en parte, para que los británicos tomaran conciencia de que los italianos eran capaces de luchar hasta la muerte.
Envalentonados por el brillante éxito de su incursión contra la bahía de Suda y necesitados de victorias que contrarrestaran las contundentes derrotas en Tarento y Matapán, el vértice de mando de la Xª Flotilla urdió un ataque muy complejo que pasó por alto el as que el enemigo tenía bajo la manga: el radar. Encontraréis detalles de este ataque en dos lugares, en el libro Los raids de la Xª Flotilla MAS y en una reciente disertación al respecto en el programa Bellumartis Historia Militar.
El punto es que en la madrugada del 26 de julio de 1941 y en las aguas que muestra la fotografía que abre esta nota, nueve barchini esplosivi intentaron pasar por debajo de ese puente para sembrar el caos y la destrucción en el puerto de La Valeta. Un siluro a lenta corsa debía abrir una entrada en la red que impedía el paso al Grand Harbour, el refugio maltés de la Royal Navy. Un segundo torpedo tripulado tenía como misión penetrar en la otra rada -Marsa Muscetto- y sabotear tantos submarinos como le fuera posible.
A las 03:00 las pequeñas embarcaciones alcanzaron y se mantuvieron a la espera sobre el bajío de Dragut, a solo 800 metros del puente. Más lejos esperaban varias naves nodrizas y de apoyo, atentas para rescatar a los que pudieran salir a mar abierto una vez concluido el ataque.
Una infeliz combinación de falta de detalles en la información de inteligencia, exceso de confianza y el imperdonable desdén italiano a las pistas que evidenciaban que los británicos poseían un aparato capaz detectar barcos de noche -el radar-, permitieron que el enemigo supiera que serían atacados.
La señal para comenzar la incursión debía ser la explosión de la red provocada por el primer torpedo tripulado. Mas al no ocurrir, una de las lanchas se lanzó contra la barrera. Pero en vez de colgar de una ristra de boyas como solía hacerse en todos los puertos del mundo, la red pendía de cadenas que se elevaban hasta el puente. La elasticidad propia del conjunto atrapó con tanta suavidad la embarcación que su espoleta no se activó.
El bullicio del motor del primer barchino explosivo fue la señal que los británicos estaban esperando. El espejo de agua por delante del puente quedó arañado por los haces de luces y las trazadoras del fuego cruzado de cinco emplazamientos de defensa costera, todos rebosantes de cañones de 57 mm y ametralladoras pesadas. Fracasados los dos primeros intentos, un segundo barchino hizo lo propio. Sumando desgracia a infortunio, la siguiente lancha-bomba hizo explotar tanto a la primera como al torpedo tripulado, que a esa hora aún estaba siendo enganchado a la red por sus dos pilotos.
La monstruosa detonación de mil doscientos kilogramos de tritolita levantaron el puente un metro en el aire, derribándolo y transformando la red en una barricada de hierro retorcido.
El resto es historia. El amanecer sangriento de la Xª Flotilla MAS dejó un balance treinta y cuatro bajas, mitad prisioneros y mitad muertos, entre ellos los más importantes jefes del grupo y el inventor de los siluri a lenta corsa, Teseo Tesei, el comandante del torpedo que debía romper la red del puente San Telmo. En equipos, la pérdida se elevó a nueve lanchas explosivas; dos torpedos tripulados; una lancha nodriza de torpedos tripulados; una lancha torpedera y dos aviones caza Macchi 200 que cubrieron la retirada de los supervivientes.
Después del contexto histórico, expliquemos ahora por qué la más moderna nave de apoyo de los comandos navales italianos actuales navegaba en condición de zafarrancho de combate contra el puente San Telmo a finales de agosto de 2021.
La Tullio Tedeschi es, junto a la Angelo Cabrini, una de las dos Unidades polivalentes a alta velocidad que la Marina Militare entregó hace un año al COMSUBIN, el Comando de buzos e incursores de la Armada italiana, sucesor de la Xª MAS, aquella flotilla de la que tanto se habla en este pódcast. Ambas naves fueron bautizadas en honor a sendos miembros de la Xª. Tedeschi participó en el ataque a la bahía de Suda y Cabrini en la incursión contra La Valeta.
Como todos los equipos -los conocidos y los secretos- del COMSUBIN, estas naves nodrizas tienen prestaciones portentosas: están construidas con materiales de bajísima huella radar, infrarroja y acústica; tienen gran autonomía, velocidad y maniobrabilidad gracias a los hidrojets que complementan su hélice; el puente tiene visibilidad a 360º, su sistema electrónico, de navegación, de comunicaciones y de control de armas es el mismo del de buques de gran porte pero miniaturizado y adaptado para un barco de solo 185 toneladas de desplazamiento; tiene una tripulación permanente de nueve individuos más literas para veinte pasajeros; zona de almancenaje y preparación para los comandos y una rampa con una potentísima lancha neumática. Y si bien su misión es la de penetrar subrepticiamente en aguas enemigas. estas naves tienen un arma robotizada de cañones rotatorios de 12,7 mm; misiles infrarrojos de largo alcance; dos ametralladoras de 7,62 mm y anclajes para veinte fusiles tipo OTAN.

Hidrojets en la compleja popa de las Cabrini
¿Estaba la Tullio Tedeschi tratando de terminar lo que Teseo Tesei y sus compañeros comenzaron hace ochenta años?
No, claro que no. Tampoco estaba penetrando aguas extranjeras para lanzar una corona de flores como han pedido por las RR. SS. al hacerse pública la foto. Los miembros de la moderna Xª Flotilla MAS estaban adiestrando a sus contrapartes maltesas. ¡Y es que casi un siglo no pasa en balde! Mejor eso que seguir peleando… Mucho ha avanzado Europa considerando su larga y conflictiva historia. El siguiente carrusel de fotografías ilustra esta colaboración entre el COMSUBIN y el grupo de operaciones especiales de las AFM, las Armed Forces of Malta.
El torrente de emociones que sentí al ver la foto de la Tullio Tedeschi aproando contra el San Telmo se une a otro que se viene gestando desde hace meses: la inminente publicación de El Italiano, la próxima novela de Arturo Pérez-Reverte, una aventura de amor, mar y guerra que tendrá como protagonista a un miembro de la Xª Flotilla MAS, compañero de aquellos que lucharon y murieron en aguas maltesas. Los apasionados a la historia militar y a la buena escritura estamos de parabienes. No son muchos los escritores que pueden crear personajes militares sólidos y creíbles. Menos aún insertarlos en un contexto correcto. En eso Arturo Pérez-Reverte lleva años dictando cátedra.
Concluiremos esta nota avisando que ya nos curamos en salud reservando un ejemplar en la coruñesa librería de Manuel Arenas, amigo del escritor, la misma en la que tuve la oportunidad de conocer a don Arturo hace ya un par de años.
Post data: queridos oyentes, en pocos días publicaremos un nuevo episodio de Zafarrancho Pódcast. Muchas gracias por vuestros mensajes preguntando por ello y por la paciencia que demostráis esperándolos.
Tal día como hoy, hace doscientos años, ocurrió el evento que se convirtió en uno de los más importantes mitos fundacionales de Venezuela: la Batalla de Carabobo.
Fotogramas de «Carabobo, caminos de libertad»
Con mito fundacional no queremos decir que esa batalla no haya existido, recurrimos a ese término porque consideramos que su relato, salvo rarísimas excepciones, se eleva a niveles de gesta homérica, tal y como demuestran las palabras de apertura del tráiler de una serie estrenada para la ocasión y con las que Simón Bolívar arenga a sus hombres antes de la batalla:
«Este es el ejército más grande y más hermoso que ha hecho armas en un campo de batalla»
La mitificación de todo lo relacionado con la lucha independentista imprime a sus acciones una pátina de heroicidad sobrenatural, con triunfos obtenidos contra todo pronóstico. Cualquier estudio o escrito que haga referencia a hechos que favorecieran la victoria ajenos al arrojo, valor y buen combatir de los soldados locales era -y aún es- dura y amargamente rebatido. De ahí que nos sorprenda encontrar en un texto publicado en la web del Ministerio del Poder Popular del gobierno venezolano un epígrafe titulado «La suerte acompaña» y que reproducimos como anexo al final de este escrito.
El texto en cuestión reconoce que el triunfo patriota en la Batalla de Carabobo se vio muy favorecido por sucesos ajenos a Venezuela y que, resumidos, fueron:
- El último envío de tropas de la península se remontaba a 1815, es decir, a seis años antes.
- La lucha entre liberalismo y absolutismo en España frustró el envío -en 1820- de un nuevo gran contingente de tropas, ejército que mucho habría influido en los acontecimientos de la segunda década de guerra.
- La falta de refuerzos obligó a acordar una tregua de seis meses, período que ambos bandos aprovecharon para reorganizarse, siendo mejor aprovechado por Bolívar, cuya estrategia se basaba en obligar al enemigo a enfrentarse en una única y definitiva batalla.
«Nuestra causa se ha decidido en el tribunal de Quiroga»
Simón Bolívar
Es pues que, finalizada la tregua y abandonado a su suerte por una metrópoli sumida en luchas intestinas, Miguel de la Torre debió enfrentarse a Simón Bolívar en esa para él nada conveniente combate definitivo.
Si bien contaban con fuerzas superiores, a los patriotas no les fue nada fácil obtener la victoria.
Planificada por Bolívar como una acción de pinza con un ataque frontal de distracción complementada por una maniobra de flanqueo para atrapar a los realistas en un fuego cruzado, durante su ejecución no pocas fueron las veces en las que los soldados y jinetes que rodeaban a los realistas fueron rechazados, dejando muchos muertos y heridos en el terreno. Solo la tozuda resistencia de un grupo expedicionario británico permitió que los jinetes criollos se reagruparan y se lanzaran a la carga.
El ataque frontal de infantería y la embestida lateral de caballería sellaron la victoria, obligando a Miguel de la Torre a retirarse hacia el norte, en dirección a la costa.
A partir de ahí se sucedieron las otras importantes batallas definitivas de Pichincha -24 de mayo de 1822-; Junín -6 de agosto de 1824- y Ayacucho -9 de diciembre de 1824- que consolidaron las independencias de Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
Los doscientos años de la Batalla de Carabobo han sido muy recordados en Venezuela, una efeméride que materializó un segundo monumento conmemorativo, el del bicentenario, erigido frente al primero, construido hace un siglo. La enorme escultura simboliza el sable de Simón Bolívar rodeado por las lanzas de los soldados que lo acompañaron. Las peculiares interpretaciones sobre esta estructura -y sus polémicas asociadas- no serán comentadas en este artículo.
Anexo
A continuación el artículo «Carabobo finalizó la guerra en Venezuela», del 24 de junio de 2014 (Web del Ministerio del Poder Popular de Venezuela – original AQUÍ):
La suerte le acomapaña
España se estaba preparando para enviar un fuerte contingente hacia América, en refuerzo a los llegados en 1815 con el general Pablo Morillo. Pero dentro de ese ejército existía un fuerte partido que se inclinaba por la Constitución de Cádiz, lo cual degeneró en la rebelión del general Rafael del Riego y del coronel Antonio Quiroga en 1820.
Este movimiento impidió el embarque de las nuevas tropas reales logrando la imposición de la constitución de Cádiz por parte de Fernando VII, quien inmediatamente giró instrucciones para que Pablo Morillo iniciara conversaciones de paz y el cese de las confrontaciones. Bolívar dijo en carta a Santander, al conocer la noticia: “Nuestra causa se ha decido en el tribunal de Quiroga».
Estas palabras también fueron proféticas. Desde ese momento la situación de la guerra en Venezuela fue otra, favorable a la causa de los patriotas.
Oficiales y soldados realistas se sintieron abandonados por el rey español y los criollos que militaban en su bando comenzaron a pasarse en masa al ejército patriota. Se dio la entrevista entre Pablo Morillo y Simón Bolívar, firmándose un armisticio y un tratado de regulación de la Guerra, con el cual se daba fin a la guerra a muerte, en un acuerdo humanitario que tomó en consideración los derechos de quienes participaban.
La paralización de las hostilidades sirvió a Bolívar para reorganizar su ejército y para preparar una batalla que diera fin a la contienda. En primer lugar, apoyó el pronunciamiento de Maracaibo a favor de la causa patriota y, luego, planificó una estrategia para evitar la unión de los realistas.
Nota: en la frase «el juicio de Quiroga» Simón Bolívar hace referencia a Antonio Quiroga y Hermida, el oficial de más alto rango que apoyó el levantamiento liberal de Rafael del Riego asunto que, entre otras cosas, frustró el envío de la expedición militar con la que Fernando VII pretendía sofocar las revoluciones independentistas sudamericanas (Ver nota 80 de una carta de Bolívar archivada en este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes).
Enlaces de interés:
Caminos de libertad – Serie de TV (2021), Enlace AQUÍ.
Inauguración monumento por bicentenario Batalla de Carabobo. Enlace AQUÍ.
A 200 años de Carabobo, por Laureano Márquez, humorista y politólogo. Enlace AQUÍ.
Polémica sobre el bicentenario de la Batalla de Carabobo. (Enlace AQUÍ).
Nota 2: en uno de los comentarios uno de nuestros lectores diserta sobre la bandera española que aparece en el fotograma al comienzo de este artículo. Podéis leer la intervención haciendo clic AQUÍ. Pedro San Miguel nos pone en autos sobre la bandera que enarbolaban las tropas realistas en 1821. Y como no le fue posible insertarla en el comentario, lo hacemos por él:
A continuación el artículo original que anunció la pubicación de nuestro sexagésimo cuarto episodio:
En este episodio regresamos al Museo Histórico Militar de A Coruña para asistir -sonoramente- a la inauguración de una exposición que nos permite ver lo mucho que la guerra y lo castrense influyeron en Hergé. Y no es de extrañar tomando en cuenta que Georges Prosper Remi -el verdadero nombre del autor- vivió y creó su obra en una época muy atribulada. Amén de prestar servicio militar en el ejército belga en 1926 el autor de Tintín publicó los veinticuatro volúmenes del carismático personaje entre 1929 y 1944.
Si bien la exposición estará abierta del 9 al 10 de septiembre, este capítulo de Zafarrancho Podcast puede ser escuchado siempre, porque las explicaciones de don Manuel Arenas, el comisario de la muestra, no tienen desperdicio. Por otra parte, si os acercáis a Coruña y visitáis la muestra, este episodio os servirá como una audioguía de excepción.
Podéis escuchar y/o descargar el episodio haciendo clic AQUÍ.
Zafarrancho Podcast se publica bajo licencia Creative Commons 3.0 atribución compartir igual. A continuación encontraréis un mosaico con algunas fotografías del Museo Histórico Militar y de la exposición de Tintín, sin entrar en detalles claro, ya que la idea es que las personas la visiten y, después, paseen por nuestra maravillosa ciudad herculina. Los datos para asistir a la exposición están AQUÍ.









Artículos de prensa sobre la exposición más un blog de un gran coleccionista tintiniano:
La Voz de Galicia
La Opinión Coruña (incluye una galería de fotos) / El Ideal Gallego / Quince Mil /
Blog sobre Tintín
En los últimos meses hemos desarrollado tanto en Zafarrancho Podcast, como en Histocast y Casus Belli el tema de los submarinos que operaron en el Mediterráneo durante la Segunda Guerra Mundial. El análisis de este asunto puede inducir a creer que los submarinos de la Regia Marina no sevían para nada, conclusión apoyada por el informe interno secreto redactado por la propia marina italiana en 1941, documento analizado en nuestro episodio del 7 de octubre de este año.
Diga quien lo diga, esa conclusión es errónea. La guerra submarina y antisubmarina italiana, si bien no fue eficiente, tampoco fue nula. Y de eso hablaremos en este episodio, exposición apoyada con la narración detallada de tres batallas, una submarina, otra antisubmarina y otra aero-naval-submarina.
Podéis escuchar y/o descargar el episodio haciendo clic AQUÍ.
Zafarrancho Podcast se publica bajo licencia Creative Commons 3.0 atribución compartir igual. La música que abre el episodio es grupo Macouno y se titula Nómadas. La canción de cierre es del famoso cantautor uruguayo Jorge Drexler y no diremos el título para no develar el final. Esas piezas y los clips están amparados por los acuerdos entre la sociedad gestora de los derechos y la plataforma donde se publica el programa.
Tal y como dijimos en nuestro último episodio (del 29 de diciembre de 2020), la guerra submarina mediterránea durante la Segunda Guerra Mundial la hemos tratamos en varios episodios. Pero no solo en nuestro programa, también en otros podcast hablando como invitados. A continuación os presentamos la guía correspondiente. Podréis escuchar y/o descargar los audios pinchando los títulos.
Zafarrancho Podcast Zafarrancho Podcast – Uboot vs. Acorazado o… ¡El U-331 ataca al HMS Barham!
HistoCast 216 – Submarinos del Eje en el Mediterráneo
Casus Belli Podcast – CBP# Historia Virtual 2020 (Incluye una ucronía hecha por nosotros sobre una historia alternativa con una fuerza submarina unificada ítalo-alemana).
Casus Belli Podcast – Episodio sobre submarinos británicos (aún en elaboración)
Otros episodios de submarinos son:
Zafarrancho Podcast 056 – «Los Uboote y Galicia durante la Segunda Guerra Mundial». Audiovisita a la exposición»
Zafarrancho Podcast 049 – Submarinos, la guía definitiva
¿Qué episodio navideño de Zafarrancho Podcast quieres escuchar?
¿Alguno de los bonitos o prefieres el horroroso?
A ti la elección querido internauta:
Bombardero Bombón: la entrañable historia de un piloto norteamericano que prefirió lanzar algo más que bombas. Disponible haciendo clic AQUÍ.
Noche de paz: un inusual suceso protagonizado por dos grupos de soldados enemigos en lo más profundo de un bosque. Pincha AQUÍ.
La Batalla de Hong Kong, una negra Navidad: episodio centrado en una lucha que culminó el 25 de diciembre de 1941 y que -en vez de treguas y buenos sentimientos- presenta el lado más oscuro del alma humana. Encuéntralo AQUÍ.
La conversación arriba presentada es la materialización de la creencia general de que la presencia de submarinos alemanes en el Mediterráneo se debió a una única solicitud del Mariscal Erwin Rommel, petición prontamente atendida por Adolph Hitler.
Aunque Rommel sí cursó la solicitud, no fue más que un eslabón en la larga y tortuosa cadena de acontecimientos que provocaron la transferencia de Uboote del Atlántico al Mediterráneo. La Kriegsmarine -pero sobre todo el almirante Karl Dönitz- se negó una y otra vez a enviar sus pocos y preciosos submarinos a un mar infestado de sommergibili italianos. La cúpula naval nazi consideraba una idiotez debilitar el bloqueo de las Islas Británicas para ayudar a un aliado -el italiano- que contaba con casi el doble de submarinos y que, para más inri, operaban en un mar muy pequeño.
Para conocer con detalle estos acontecimientos os invitamos a escuchar no uno de nuestros Zafarranchos, sino el 216º episodio de Histocast, el famoso podcast de historia militar.
En nuestro regreso al buque insignia del podcasting español (es nuestra séptima u octava participación en Histocast) también presentamos lo que bautizamos como EL FALANGOLAGATE, un desconocido drama palaciego de la Regia Marina ocurrido en Roma al mismo tiempo que Berlín transfería los primeros submarinos del Atlántico al Mediterráneo.
Este silenciado escándalo ocurrió cuando el comandante de la Fuerza Submarina de la Regia Marina italiana -almirante Mario Falangola- presentó un minucioso informe en el que analizaba las causas de la pobre actuación de los sommergibili italianos en lo que iba de guerra, naves que él comandaba desde 1939. El documento también ofrecía soluciones a corto y a largo plazo. Este inusual acto de autocrítica sentó tan mal en Roma que el almirante fue destituido ipso facto y enviado a un cargo de segunda línea. ¿Y qué pasó con el informe? ¡Averiguadlo en el programa!
Nuestra participación en Histocast remató con la presentación de La tarde de los torpedos, la última novela de Esteban Pérez Bolívar -un servidor-, el autor de este podcast.
La tarde de los torpedos narra los acontecimientos que desembocaron en el hundimiento del acorazado HMS Barham por parte del Uboote alemán U-331. Es una novela de acción y aventura basada en hechos reales que ofrece mucho más que la simple reseña de un ataque que, dicho sea de paso, fue uno de los más difíciles realizado por submarino alguno. Tan azaroso resultó que casi le costó la vida a su tripulación…, pero no seguiremos contando por si no habéis escuchado ni el episodio de Histocast ni nuestro penúltimo episodio, que también trata el tema. En el artículo siguiente encontraréis algunas reseñas hechas por lectores de la obra.
Os invitamos a descargar y oír el interesantísimo episodio 216 de Histocast haciendo clic AQUÍ. ¡Qué disfrutéis!
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