Cuando la World Animal Day habla de sí misma se define como «Una organización cuya misión consiste en elevar el estatus de los animales con el fin de mejorar sus estándares de bienestar en todo el mundo. La celebración del Día Mundial de los Animales permite a los simpatizantes del movimiento en pro del bienestar animal organizarse en una fuerza global para hacer del mundo un mundo mejor lugar para todos los animales. La jornada del 4 de octubre se celebra de diferentes maneras en cada país y es independiente de nacionalidades, religiones, o ideologías políticas. Estos esfuerzos buscan, a través de una mayor conciencia y educación, crear un mundo donde los animales siempre sean reconocidos como seres sensibles y merecedores de buen trato».
Aunque parezca paradójico y salvo excepciones muchos de los animales que han servido y siguen sirviendo en las Fuerzas Armadas son objeto de buen trato.
Expliquemos este oxímoron:
Cuando un animal es enrolado en un ejército, es entrenado para realizar trabajos peligrosos. Esto, según los miembros del World Animal Day, es deplorable.
Y tienen razón.
Entonces, ¿por qué decimos que un animal soldado es objeto de buen trato?
Porque los encargados de las secciones animales cuidan de ellos. Y lo hacen por dos motivos: porque son un recurso valioso a la hora de hacer la guerra y… ¡porque se encariñan con ellos!
Tomando como ejemplo a los perros, estos animales han servido como centinelas, exploradores, patrulleros y, también, guerreros. Otros trabajos que llevan a cabo de forma magistral son la detección de minas, bombas o narcóticos. También se han destacado como mensajeros, rescatadores y portadores de medicinas en primera línea de combate. Algunos, inclusive, han sido entrenados para lanzarse en paracaídas.
Los perros militares han salvado muchas vidas localizando soldados caídos en el campo de batalla, un lugar en el que pocos minutos de tardanza pueden significar la diferencia entre vida o muerte. El agudo sentido del olfato de los canes es un seguro contra emboscadas tendidas por bien camuflados francotiradores. Otros logros incluyen el transporte de mensajes entre unidades sitiadas o de carretes de cable de comunicaciones, que se desenrosca a medida que el perro avanza sin ser detectado por el enemigo.
Un ejemplo de trato caballeresco en relación con los animales ocurrió con los perros norteamericanos de la Segunda Guerra Mundial. La rudeza de los combates terrestres necesitó el despliegue de todos los recursos posibles, incluyendo perros. El 13 de marzo de 1942 -tres meses después de la entrada de los EEUU en la guerra- el Servicio de Intendencia del Ejército fue autorizado para obtener y entrenar perros para el ejército. Al principio los responsables del proyecto creyeron que doscientos canes serían suficientes. Pocos meses después, y aunque ya contaban con cuatrocientos animales, los intendentes entendieron que debían reclutar muchísimos más ya que no solo el Ejército exigía animales, también lo hacían la Marina y el Cuerpo de Guardacostas.
Por ese motivo el gobierno pidió a las familias que cedieran a sus mascotas para el esfuerzo de guerra. Al principio de la campaña el Servicio de Intendencia aceptaba treinta razas, pero luego las redujo a pastores alemanes, doberman pinschers, pastores belgas, collies y schnauzers gigantes. Al final de la guerra el Servicio tenía enrolados a diez mil perros militares, casi todos prestados por familias estadounidenses. Estos animales fueron repatriados a los Estados Unidos y sometidos a un proceso de readaptación a la vida civil donde volvieron a aprender a confiar en cualquier ser humano. La aclimatación terminaba con una prueba de convivencia en una ciudad, supervisada por veterinarios. Una vez el animal había recuperado su carácter inicial, era transportado hasta sus hogares de origen. Aquellos que no eran aceptados por sus antiguos dueños, eran ubicados en otros hogares.
Este buen comportamiento gubernamental no se repitió en la Guerra de Vietnam. En esa oportunidad los animales, que habían sido criados y entrenados por el mismo Servicio de Intendencia, fueron sacrificados a conflicto terminado. Esto originó una fortísima reacción de manejadores y entrenadores veteranos de la Segunda Guerra Mundial que elevaron protestas a favor de sus queridos compañeros, los perros soldados. Desde entonces el Ejército norteamericano no ha vuelto a traicionar a unos seres cuya devoción y lealtad no tiene límites.
Actualmente el triángulo formado por el gobierno norteamericano, los manejadores y los perros goza de buena salud. Los canes son criados, cuidados, entrenados, queridos y, una vez alcanzada la edad de jubilación, retirados con todos los honores y ubicados en hogares, muchas veces el de sus propios manejadores.

Cairo, el perro Seal
En Zafarrancho Podcast tenemos una estrecha relación con animales que han prestado servicio de uno u otro modo en las Fuerzas Armadas. En el caso de los perros, hasta el momento solo hemos hablado de Cairo, el can que acompañó al Grupo 6 de los Navy Seals en la misión que abatió a Osama bin Laden. La historia de esta operación está incluida en nuestro episodio titulado Toda crisis necesita … ¡Un buen rescate!, publicado el 16 de julio de 2012 y que está disponible para su escucha y/o descarga gratuita haciendo clic AQUÍ.
Perros aparte, entre nuestros programas encontraréis muchas y muy interesantes aventuras protagonizadas por animales, a continuación sus enlaces:
Un cerdo que fue mascota de a bordo.
Caballos italianos en las estepas rusas.
Los camellos a lo largo de la historia de los ejércitos.
Caballos argentinos lanzados a todo galope contra… ¡Un barco de la Royal Navy!
Albatros, gorriones y otros animales portadores de mala suerte a bordo.
Un heroico gato marinero británico.
Un simpatiquísimo oso soldado.
Lo dicho anteriormente no incluye los muchos casos de maltrato animal que han ocurrido a lo largo de toda la historia, sea el ejecutado por manejadores inescrupulosos o implementado como estrategia bélica como ocurrió con los desdichados perros antitanques soviéticos. Animales bien tratados hasta el momento en el que debían cumplir su nefasta misión: meterse, con una bomba amarrada en el lomo, bajo un tanque…

Una cruel misión canina, explotar junto a una bomba debajo de un tanque
Solo podremos dejar de preocuparnos por trato hacia los animales militares cuando la guerra o las necesidades de defensa y protección queden completamente conjuradas.
¿Llegará ese momento?