De existir un Reglamento del Amado líder sin duda tendría un capítulo dedicado al disfrute de las victorias obtenidas.
Supongamos que exista. ¿Qué diría al respecto?
Podría ser algo así:
Capítulo XXIII
Sobre el uso y disfrute de lo obtenido
Tras liderar a sus huestes en la tan necesaria gesta por la obtención de aquello que nuestro querido pueblo necesita (ver capítulo VII), el Amado líder podrá, y deberá, tomar posesión de los territorios ahora bajo su control.
Este acto tendrá mayor efecto si la visita se efectúa en la capital del país enemigo de ahí que, nada más su «guardia de corps» certifique la seguridad, el Amado líder deberá personarse en la ciudad para dirigirse -dando la mayor cobertura mediática posible- al monumento más emblemático, aquel con el que el pueblo vencido se identifique más.
Y esto fue lo que precisamente hicieron Adolf Hitler y Benito Mussolini -el primero en París y el segundo en Atenas- muy satisfechos de sí mismos, saboreando las mieles de una victoria que en ese momento ninguno de los dos sabía que era efímera.
De esto, de la invasión italiana de Grecia y de la tragedia que asoló a la guarnición italiana de Cefalonia una vez Italia se rindió a los aliados hablamos en nuestro episodio titulado La tragedia de Cefalonia, disponible para su escucha y/o descarga gratuita en el siguiente ENLACE. También podéis escucharlo directamente activando el siguiente reproductor: