En la nota anterior mencionamos que el éxito de la Xma MAS fue el resultado del trabajo conjunto de un -no muy numeroso- grupo de personas. Así como los accidentes ocurren por una desafortunada cadena de eventos consecutivos, el desarrollo de las tácticas y equipos de este grupo se dio gracias a una afortunada concatenación de acciones, respaldadas por acertadas decisiones, esto último algo que no ocurría muy a menudo en la Regia Marina.
Entre las muchas exigencias que los combatientes de primera línea de la Xma MAS necesitaban estaba el estar, nadar y respirar bajo el agua, algo que a mediados de los años treinta era muy difícil de realizar con seguridad y relativa comodidad. Esta necesidad fue resuelta por el trabajo del Ángelo Belloni, complementado más tarde por el de Eugenio Wolk. Fue gracias a ellos que los incursores italianos dispusieron de un autorrespirador confiable y con gran autonomía, trajes de goma estancos, caretas, aletas y, en el caso de los hombres gamma de Eugenio Wolk, de procedimientos en el campo de batalla.
Cuando a finales de 1941 la Xma MAS necesitó atacar barcos mercantes enemigos usando hombres que se desplazaran en el agua con sus propios medios, Eugenio Wolk propuso cambiar los caminantes submarinos de Belloni por nadadores. Este cambio dio como resultado la aparición de los uomini gamma, los primeros nadadores saboteadores autónomos de la historia.
Encontraréis los detalles de esta interesante evolución en nuestro episodio La casa andaluza y los espías italianos, disponible para su escucha y/o descarga gratuita AQUÍ.