
William Froude, padre de la hidrodinámica
Tal y como expusimos en nuestro episodio «Torpedeando, que es gerundio», el ansia por construir barcos cada vez más veloces se encontró con una verdad incómoda: aumentar el tamaño y potencia del aparato propulsor no implicaba un aumento proporcional de la velocidad.
Las bajas velocidades de la navegación a remo, a vela y durante los primeros años de la propulsión a vapor hacían que las fuerzas de roce del agua sobre el casco y las resistencias generadas por la diferencia de presiones de olas y estelas fueran despreciables.
La llegada de los torpederos y sus velocidades de vértigo -12 y 15 nudos- obligó a los constructores a resolver nuevos enigmas, como el de aquella antigua ley que decía que si se incrementaba la potencia de propulsión la velocidad aumentaba notablemente. Duplicar o triplicar la potencia del propulsor de un torpedero de finales del siglo XIX no hacía que el barco duplicara o triplicara su velocidad. El aumento era alarmantemente poco proporcional. Los sabios británicos no sabían porqué hasta que William Froude resolvió el misterio: las interacciones del agua con el casco eran muy poderosas a altas velocidades, efectos poco notorios si se navegaba despacio pero muy importantes si se iba rápido.
La velocidad no lo era todo. Los grandes y vertiginosos cambios en la arquitectura naval provocaban inexplicables accidentes, como el del HMS Captain, un barco cuyo mal diseño provocó que se diera la vuelta en el Golfo de Biscaya, matando a 500 tripulantes. La nave había cumplido solo tres meses de servicio.
Los retos de injertar metal y vapor en barcos y hacerlos navegar rápido dieron como resultado… ¡la hidrodinámica!
Froude experimentó con modelos a escala primero en las tranquilas aguas de Portsmouth y luego, para tener resultados más precisos, en un tanque diseñado por él.
Poco después Italia y Rusia tenían tanques de prueba construidos por Froude.
Los estudios de este ingeniero fueron de un detalle tan alto que sus dibujos y maquetas siguen siendo válidos hoy día. En el siguiente carrusel de fotografías podréis ver parte de su trabajo y una comparación con la hidrodinámica actual.
Los retos de injertar metal y vapor en barcos y hacerlos navegar rápidos dieron como resultado… ¡la hidrodinámica!
Froude experimentó con modelos a escala primero en las tranquilas aguas de Portsmouth y luego, para tener resultados más precisos, en un tanque diseñado por él.
Poco después Italia y Rusia tenían tanques de prueba construidos por Froude.
Los estudios de este ingeniero fueron de un detalle tan alto que sus dibujos y maquetas siguen siendo válidos hoy día. En el siguiente carrusel de fotografías podréis ver parte de su trabajo y una comparación con la hidrodinámica actual.