Hidroavión catamarán, bimotor, monoala y construido -sobre todo- en madera y tela. Cuando en 1922 su constructor lo presentó ante los evaluadores de la Regia Aeronáutica, su poco convencional forma le valió tal cantidad de burlas y reproches que la compañía que lo construyó creyó que sería su fin.
Refractario a tamaño rechazo su diseñador, el ingeniero Alessandro Marchetti, ofreció el aparato a las incipientes líneas aéreas y a los aventureros, estos últimos aviadores empeñados en romper récords mundiales. En ambos sectores el SM.55 destacó, como con la Aero Espresso Italiana, una aerolínea que conectaba el puerto italiano de Bríndisi con Atenas y la actual Estambul.
Los muchos records acumulados por el avión entre 1922 y 1926 hicieron que la Real Fuerza Aérea italiana cambiara de parecer, dando inicio a una larga e intensa relación cuya empresa más arriesgada será el tema central de nuestro próximo episodio, que será publicado durante los primeros días de septiembre.
Así que…, ¡en unos días tendréis un nuevo episodio! ¡Estad atentos!