Una vez Italia -tras diez años de lucha- logró pacificar a los berberiscos libios que la adversaban, se dio a la tarea de italianizar su colonia nordafricana dotándola de una gran infraestructura. Carreteras, avenidas, edificios públicos, iglesias, puertos, aeropuertos, circuitos de Fórmula 1, bulevares, clubes y cines fueron construidos con el fin de hacer de Libia un polo de atracción para los italianos.
Pero la gente no quiso ir. Prefirieron seguir emigrando a los Estados Unidos o a otros países como México, Brasil o Argentina.
Empeñado en transformar la colonia en una provincia más de Italia el fascismo levantó, en solo seis meses, un sinnúmero de colonias agrícolas dotadas de todo lo necesario. Con casa, tierra e implementos regalados muchos campesinos pobres aceptaron el ofrecimiento de Mussolini y, junto a sus familias, se mudaron al norte de Libia.
Pero más pronto que tarde la guerra los alcanzó. Los hombres mayores de 15 años fueron reclutados para el combate y los niños entre 5 y 14 años fueron enviados a Italia. Las mujeres y los bebés quedaron en sus casas, sufriendo los rigores de un frente que iba y venía de oeste a este y de este a oeste.
De estas personas, tanto de sus sueños como de sus penurias, hablamos en nuestro episodio titulado «Tobruk, el desembarco maldito». La poca exposición del tema hace creer que la guerra en el desierto no afectó población civil pero… ¡Al contrario! Sí hubo muchos afectados, tanto italianos como árabes. Si deseáis conocer más al respecto os invitamos a escuchar nuestro episodio titulado Tobruk, el desembarco maldito disponible para su descarga gratuita AQUÍ.
También podéis escucharlo, sin mayores complicaciones, activando el siguiente reproductor: