Si ser destruida hasta sus cimientos no era castigo suficiente, tres años después del final de la Segunda Guerra Mundial Berlín fue sometida a un cruel bloqueo que sentenció a dos millones de sus habitantes a pasar hambre y frío… Siempre que no se lograra lo imposible, llevar 5.009.000 kilogramos diarios de suministros a través de la única vía disponible: la aérea.
A pesar de lo difícil de la tarea los norteamericanos y británicos, liderados por el General William H. Turner, lograron alcanzar esa meta y… ¡Superarla!
Los soviéticos quedaron muy frustrados. Tras once meses de bloqueo decidieron aceptar la derrota y levantar las restricciones que impedían conectar Alemania Occidental con Berlín Oeste.
En medio de este, el primer enfrentamiento de la Guerra Fría, un joven piloto conoció a un grupo de treinta niños muy necesitados que veían el aterrizaje de los aviones. Tras conversar con ellos el norteamericano quedó muy impresionado con la madurez de los chavales, conscientes a pesar de su corta edad de que su destino y libertad estaban amenazados.
Movido por la compasión el piloto decidió hacer un gesto: regalarle las gomas de mascar que tenía, pero al ser muy pocas se le ocurrió lanzar más desde su avión la próxima vez que volara sobre sus cabezas.
Esta fue la génesis de una de las misiones humanitarias más llamativas del siglo XX: la Operación Little Vittles, un movimiento cívico-militar para hacer llegar golosinas a los niños berlineses afectados por el bloqueo aéreo. El lanzamiento de las chuches se hacía con pequeñísimos paracaídas.
Gail Halvorsen tuvo una larga y fructífera carrera que incluyó ser comandante de la base aérea en la que conoció a esos niños. Ya retirado insistió y logró lanzar chuches sobre chavales refugiados en la Guerra del os Balcanes y el la Primera Guerra del Golfo.
Entre los miles de cartas que Gail Halvorsen recibió de los niños berlineses, una lo marcó: la de Mercedes Wild, una niña que vivía sola con su madre. No contaremos más sobre el asunto porque es mejor oir la historia en el programa. Para aquellos que estén visitando este blog después de escucharlo, os presentamos dos carruseles de fotografías, uno con algunas de esas cartas y otro de Gail y Mercedes:
Podréis escuchar la historia completa de Gail Halvorsen y su dulce bombardeo escuchando nuestro episodio titulado Bombardero Bombón, disponible para su descarga gratuita pinchando AQUÍ. Si preferís podéis oirlo ahora mismo activando el reproductor situado a continuación: