¿Es el título de este post un contrasentido?
La respuesta a esta pregunta depende del contexto. Si los militares pertenecen a bandos opuestos que están en pugna, ambas palabras se repelen como los polos negativos de dos imanes.
Pero si los soldados pertenecen a la misma unidad y durante mucho tiempo conviven y superan adversidades, entre ellos surgen lazos estrechos de amistad, solidaridad y empatía. De eso hemos hablado en todos y cada uno de nuestro episodios.
En esta oportunidad sacamos a colación el asunto por motivos personales. Camila Pérez, hija de quien suscribe, se encuentra en estos momentos en Italia, el país en el que me formé como oficial de marina desde 1982 hasta 1986.
El día anterior a su partida coloqué un mensaje en el tablón de nuestra red social privada y en nuestra cadena de correo electrónico existente desde los inicios mismos de Internet. En ese mensaje anuncié el viaje de mi hija por si alguno de mis antiguos compañeros de estudios quería y podía conocerla y enseñarle algo de ese bello país.
¿Y cuál fue la respuesta? A la chica le faltará tiempo para aceptar tantas y tan variadas invitaciones. La acogida ha sido excepcional a pesar de los 29 años transcurridos desde que me separé de mis camaradas.
A Camila la han recibido como si fuera un miembro de su familia. Pero no es de extrañar, porque en realidad sí somos miembros de una familia, una hermandad, una… ¡Fraternidad militar!
Desde aquí, desde Coruña, quiero enviar un mensaje a mis compañeros de la Marina Italiana: GRAZIE AMICI!