La carga naval del crucero Varyag y el cañonero Korietz del 9 de febrero de 1904 se puede comparar a la de Don Quijote.
¿Porqué?
Por lo fútil que fue. Inútil aunque valiente y caballeresca. El comandante ruso se vio obligado por las circunstancias y por el honor a aceptar un combate que sólo podía ocasionar muerte y destrucción para sus hombres y sus barcos.
Después de una corta y dramática negociación los dos pequeños buques rusos aceptaron el reto de luchar contra una fuerza mucho más poderosa, comandada por el Almirante Uryu Sotokichi. El resultado fue de 33 marinos rusos muertos y los dos buques hundidos.
Para conocer la gesta completa del crucero Varyag y del cañonero Korietz os remitimos a nuestro programa titulado Cuando David no pudo contra Goliat, que podréis escuchar haciendo clic AQUÍ.